Sabemos que Diego Rivera rescato la obra de José Guadalupe Posada y que junto a su talento le dio alma, cuerpo y espíritu a la Catrina, dándole vida, elegancia y distinción, transformándola en un arte, un objeto de culto e inspiración para cientos de artistas en mexicanos, llegando a traspasar las fronteras al resto del mundo, para incorporarse definitivamente a la cultura mexicana. Así como Guadalupe y Rivera, en Capula cientos de artesanos mantienen viva a la Catrina, ellos viven de su arte, del fruto de su trabajo y este oficio, es un legado de maestros, que lo han delegado de generación en generación hasta nuestros días.
Capula, este pueblo de artesanos, cercano a Morelia, en el cual viven grandes maestros como Juan Torres, quien tiene su taller junto al cementerio local…y por sobre todo en donde viven muchos otros artesanos con sus pequeños talleres, son quienes dan vida a este pueblo. Ellos no aprendieron el oficio en academias ni escuelas, si no de la experiencia, vida, entorno y tradición que los formo. Son ellos que nos demuestran diariamente que el arte no se hereda, mas bien, se absorbe por la piel y se exhala por sus manos, dando a luz, grandes obras, cargadas de; sentimiento, belleza y dedicación, esto sin importar sexo o condición social, por que el arte se vive y se respira en este pequeño pueblo.
En Capula sus habitantes viven de sus tradiciones y resisten a olvidarlas, como dicen por ahí: “Solo muere lo que se olvida” Ellos nos enseñan día a día, que más que el sustento para sus familias, este arte forma parte de su esencia, y por más grande o pequeño que sea su taller, o si venden sus productos en la acera, Capula es y será… un pueblo de artesanos.
Los invitamos a revisar estas imágenes de algunos de los talleres de los artesanos de Capula.
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